La redifusión del pacto que PSOE y PP mantienen en Asturias desde hace casi una década, ha vuelto a colocar a nuestra región en el arecismo. La consecuencia de la entente de socialistas y populares para obstruir y paralizar el cambio político por el que los asturianos apostamos mayoritaria y claramente en las elecciones del 22 de mayo tiene como principal secuela la prórroga de los presupuestos del Principado.
Gracias al PP, al sumar, una vez más, sus votos a los del PSOE, se prorrogan las cifras que nos han conducido a los 90.000 parados, al sufrimiento y la incertidumbre de miles y miles de familias, a las 'leyendas urbanas', a la paralización de las obras públicas, a los sobrecostes, al anquilosamiento de nuestra economía y a la corrupción. Es decir, puro arecismo en todo su esplendor. Por gentileza, repito, del PP.
El apalancamiento ha salido triunfante en el recuento de votos de la Junta General del Principado y los asturianos volvemos a ser víctimas de un estilo de hacer política que consiste en que nada cambie para que unos pocos continúen manteniendo su estatus personal, nómina en ristre. Si a alguien le quedaba alguna duda de por qué el irreductible Álvarez-Cascos no podía encabezar en 2011 la lista autonómica del que era su partido, se le habrá disipado a lo largo de estos últimos ocho meses en los que, erre que erre, reiterada y machaconamente, PSOE y PP se han vuelto a poner de acuerdo para el «más de lo nuestro». Es decir, de «lo de ellos». Pese al poco tiempo transcurrido, la lista de acuerdos y componendas es tan larga como reveladora: reparto de la Mesa del Parlamento, presidente incluido; autosubida de sueldos; incremento de la flota oficial de vehículos de alta gama; saturación y acoso de las comparecencias a los consejeros; burla de las leyes con filibusterismo politiquero de ocasión. Por resumir: torpedeo, al alimón, de la legítima acción del Gobierno de Foro.
Que el arecismo siga vigente tendrá seguramente muy contentos a los socialistas, mucho más aún tras unir sus votos a los del PP para prorrogar las cuentas del déficit oculto, las facturas ocultas en los cajones y el endoso de los pufos al pueblo. Más contentos aún deben estar los dirigentes y representantes del PP que contemplan satisfechos como la prórroga de las cifras elaboradas por el anterior Gobierno permite mantener y sostener las gabelas en las que se han ido refugiando y acomodando durante años en el reparto institucional de cargos, carguinos, sueldos y dietazas que desaparecerían, sin duda, con la acción de gobierno rigurosa, austera y firme que plantea y garantiza Álvarez-Cascos.
Definitivamente, los asturianos no nos merecemos que el arecismo se mantenga plenamente vigente como consecuencia de la irresponsable defensa de los intereses particulares y partidistas que el PP ejerce en su acción política contra el propio Álvarez-Cascos y contra Foro. En Asturias se cercenan los principios presupuestarios y políticos que tratan de adaptar nuestra maltratada economía a los mandatos de Europa y de España.
Si no rectifica, el PP, a quien hay que 'reconocer' su pacto con el PSOE, será responsable de la ruina histórica que se cierne sobre los asturianos.